29 nov 2010

Trata de mujeres: baja la edad de las menores secuestradas

Missing Children afirma que “aumenta la desaparición de nenas de 11 ó 12 años buscadas por las redes de prostitución”. Las ONG que luchan contra este delito dicen que “en el último año y medio, más de 600 niñas y mujeres de 8 a 24 años desaparecieron en el país”. Este jueves cumpliría 19 años Fernanda Aguirre, la joven raptada hace seis en Entre Ríos
La desaparición de la adolescente Fernanda Aguirre, secuestrada el 25 de julio de 2004 en San Benito, Entre Ríos, marcó el comienzo en la Argentina de una seguidilla de secuestros de menores inscriptos en el accionar de la denominada “trata de mujeres”, un delito que según las ONG que trabajan en el tema, crece en forma constante en el país.
Este jueves 14 de abril, Fernanda cumpliría 19 años; sin embargo, nadie en su familia puede celebrar la fecha, ya que la joven falta de su hogar desde hace casi 6 años, cuando tenía apenas 13.
“Este nuevo cumpleaños se vive muy mal, porque mi hija cumple 19 años y no se nada de ella –dice su madre, María Inés Cabrol–, no tengo una explicación y no puedo imaginar imaginar cómo sería el día del cumpleaños de mi hija porque es tanto el dolor que tenemos desde que falta ella, que no tenemos reuniones con la familia. En cada cara de una chica que veo, busco a mi hija. Cambió todo, a nosotros nos falta la vida”.
El testimonio de la mujer podría representar el sentimiento de las cientos de familias que atraviesan la misma situación a causa del secuestro de sus hijas, en diversas circunstancias, en el país.
La madre de Fernanda Aguirre aseguró al diario Análisis Digital que la desaparición de su hija “marcó prácticamente un antes y un después en el tema de la trata de blancas y se tomó más conciencia al respecto” y los organismos que colaboran en la búsqueda de las niñas, adolescentes y jóvenes, ratifican esa afirmación.
“No hay estadísticas oficiales sobre este delito”, explicó Fabiana Tuñez, titular de la Casa del Encuentro, a Rosario3.com. "Pero sabemos que en el último año y medio han desaparecido en la Argentina más de 600 niñas y mujeres, de 8 a 24 años”, agregó.
Esta asociación civil que fue fundada en 2003 y brinda asesoramiento psicológico y legal a las mujeres que lo necesiten, entre otras múltiples actividades, asegura que “las mujeres secuestradas por las redes de trata son las desaparecidas de hoy, ante la inacción del Estado nacional que no toma esto como una causa de derechos humanos y en consecuencia, no acciona políticamente como debiera”.
“Las niñas y jóvenes secuestradas están en los prostíbulos de Buenos Aires y de otras grandes ciudades, donde se comercia sexualmente con mujeres cada vez más jóvenes y se subastan niñas vírgenes –señala Tuñez–; por eso este miércoles tuvimos una fructífera reunión con Madres de Plaza de Mayo y organismos de Derechos Humanos con el objetivo de agilizar las causas y la búsqueda de las mujeres desaparecidas. Para esto necesitamos de manera imprescindible, de decisiones políticas que ayuden a desarmar la red de complicidades que hacen posible la comisión de estos delitos”.
La dirigente diferenció los casos de averiguación de paradero de los que se califican como desaparición de personas, ya que “en estos últimos las víctimas suelen mantener la comunicación mediante teléfonos celulares con su familias, a instancias de los secuestradores, para que se demore la realización de la denuncia".
"Los captores las obligan a llamar a sus familiares para calmarlos y evitar que hagan la correspondiente denuncia policial. Eso sí, cuando los padres llaman a esos teléfonos, nunca pueden contactarse con las niñas o mujeres secuestradas y recién entonces toman conciencia de lo sucedido y acuden a pedir ayuda para tratar de localizarlas”, aclaró.

Estrategias usadas por las redes de trata de mujeres

Otra técnica común utilizada por las redes de trata, en los últimos meses, es la falsa convocatoria laboral para puestos administrativos, a la que las jóvenes concurren, luego de algún contacto previo vía internet.

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10 nov 2010

Trata de personas: Esclavitud moderna en el Mercosur

En Latinoamérica se está viviendo un proceso de transformación de políticas sociales en donde se apunta a la redistribución de las riquezas y lograr la instauración de los derechos humanos en toda la ciudadanía, sin distinción de clases.
Una forma de redistribuir las ganancias, según las organizaciones sociales, es redistribuir las tierras productivas, y esto es un pedido directo de las mismas.
Todo esto nos podría hacernos pensar que estos elementos sacarían de la opresión y esclavitud a los sectores tradicionalmente marginados, es decir las clases sociales de pocos recursos de las ciudades y las poblaciones campesinas e indígena-originarias.
Si bien en Bolivia y Ecuador este discurso está pasando de los dichos a los hechos, esto todavía no es del todo realidad.
Es en el Mercosur el mayor exportador de personas para la esclavitud moderna (trata y tráfico de personas) y el país que más exporta victimas de trata es Bolivia.
Un reporte del gobierno estadounidense (secretaría del Trabajo) identifico más de 58 países donde el trabajo infantil o el trabajo forzado se utiliza para fabricar cientos de productos, desde café en Colombia a los adornos navideños hechos en China, que generalmente terminan en Estados Unidos. Algunos de los productos más comunes incluidos en el reporte incluyen materias primas como algodón, café, arroz, cacao y ladrillos. La lista fue presentada junto con el reporte anual de la dependencia que detalla los esfuerzos en 141 países y territorios para combatir la explotación laboral de menores.
El informe dice que se emplea trabajo infantil o forzado en la producción de caña de azúcar en Belice, Bolivia, Brasil, Birmania (Mianmar), Colombia, República Dominicana, Guatemala, Kenia, México, Pakistán, Panamá, Filipinas, Tailandia y Uganda.
Pero esto no solo es en América, miles de latinas, entre ellas, algunas menores de edad son explotadas en España. Donde la violencia sexual comercial es constante y sus consulados no hacen nada por sus derechos.

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La trata de personas no es sinónimo de prostitución

"No es sólo la explotación sexual comercial sino también esclavitud laboral y tráfico de personas para la extracción y comercialización de órganos", es una de las conclusiones escuchadas en el seminario sobre explotación sexual infantil realizado hace unos días en Córdoba. Una periodista ciudadana asistió a la charla y nos ilustra lo que piensan y proponen las organizaciones que trabajan para terminar con este flagelo.

Paula Fraticelli.

El 8 de mayo pasado, el Concejo Deliberante de la Ciudad de Córdoba llevó a cabo un seminario titulado “La explotación sexual infantil, una realidad oculta en una sociedad que acostumbra a callar”.
El encuentro, realizado en el auditorio de Radio Nacional, se organizó en tres paneles integrado por hombres y mujeres de dilatada experiencia en el trabajo vinculado con la trata de personas.
La trata de personas es un flagelo que azota a la sociedad mundial desde hace siglos. Argentina -y Córdoba, particularmente- no están exentas de esta problemática. Los panelistas precisaron que, según la Organización Internacional del Trabajo, es el segundo negocio más rentable del mundo.
Real y lamentable es que a los argentinos nos cuesta reconocer los males que nos afectan como sociedad; siempre resulta más sencillo y menos doloroso girar la cabeza que afrontar los problemas.
Cristina Pérez, de la Red Alerta de Paraná (Entre Ríos), afirmó al respecto que “tenemos una sociedad con tabúes y prejuicios. Hay que trabajar para que el tema esté en el Estado, las escuelas y la sociedad en general”, propuso.
La trata de personas y, más precisamente, la explotación sexual de mujeres y niñas, empezó a ser reconocida por muchos argentinos a partir de la emisión de la novela Vidas Robadas cuyos protagonistas son Facundo Arana y Soledad Silveyra. Como aparece en la televisión, el problema comienza a sentirse como real.
Tanto en la novela como en la realidad se evidencia que las mujeres son las más vulnerables frente a las situaciones de explotación. Mariana Schuart, integrante del Programa Las víctimas contra las Violencias, aseguró que la trata es una cuestión de género: “El noventa por ciento de las víctimas son mujeres y niñas, mientras que los hombres actúan como clientes y negociadores”. Y agregó: “los grupos de mayor riesgo son las mujeres, niños y niñas de lugares con problemas económicos”.

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Medios de comunicación, cómplices de la trata de personas

Por Heysel Escamilla Alcántara

Los medios de comunicación son cómplices del delito de trata de personas porque lo promueven a través de la difusión de notas informativas “amarillistas” y de la publicación de anuncios clasificados en donde se ofrecen diversos servicios sexuales.
Así lo denuncia en una entrevista exclusiva la directora Regional de la Coalición Contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe (CATWLAC, por sus siglas en inglés), Teresa Ulloa Ziáurriz.
Ella explica que, de acuerdo con el Artículo 206 del Código Penal Federal, “son cómplices quienes pudiendo hacerlo no lo impiden o teniendo conocimiento del hecho no hacen algo para que intervengan las autoridades”, señala la directora de CATWLAC, organización reconocida como instancia consultiva, con categoría II, en el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas.
Ulloa Ziáurriz reitera que “la persona que promueve también es co-responsable del delito”, como lo establece el Protocolo para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de Personas, especialmente Mujeres y Niños (Protocolo de Palermo) que complementa lo establecido por la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional, dice.
“Si no hacen algo, se incluyen en la cadena de trata de personas, no nada más es responsable el que recluta, transporta o recibe, también es responsable quien promueve y ellos (los medios de comunicación) al mostrar la información de manera sensacionalista se pueden volver promotores. A quien les llega más recursos económicos es a los tratantes, a los explotadores”.

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3 nov 2010

Esclavos del siglo XXI

Por Tim Bouquet

Vuelve el tráfico de esclavos. Los criminales que engañan a personas que buscan una mejor vida han desarrollado un gran negocio en Europa.

Ariana*, una chica de 16 años, conoció a Burim en la localidad albanesa en la que vivía con su madre. Burim era ocho años mayor y ella se sintió halagada por todas las atenciones que él le dedicaba. Cuando le dijo que tenía un buen trabajo esperándole en una fábrica química cercana a Florencia, se marchó con él.
Pero después de pasar dos días en el domicilio de Burim en Italia, Ariana descubrió un armario lleno de prendas provocativas y una bolsa de condones. Ella nunca había visto condones antes. Él le dijo que aquellas cosas eran de otra chica, pero cuando quiso ponerlas en el desván, él le dijo: “Déjalas donde están. Vas a necesitarlas”.
Su vida se convirtió en una pesadilla entre relaciones sexuales con extraños de noche y las palizas y violaciones que recibía de Burim de día. Ariana intentó escapar, pero él siempre la encontraba. Después él la llevó a un burdel de la zona londinense de Earl’s Court.
Vladimir, ruso de alrededor de 25 años, contestó a un anuncio que prometía un buen salario para obreros de la construcción, personal para el servicio doméstico y traductores en Europa Occidental. Firmó un contrato de trabajo pero, cuando llegó a los Países Bajos, descubrió que el trabajo no existía. En vez de eso, se vio obligado a trabajar con su traficante para poder pagarle las exorbitantes cantidades de dinero que éste le exigía en concepto de transporte y administración.
(...) Más de 200 años después de la abolición de la trata de esclavos, todavía hay en el mundo unos 12,3 millones de adultos y niños que son forzados a trabajar y a prostituirse. Ariana y Vladimir son sólo un ejemplo más de las numerosas víctimas del negocio ilegal de tráfico de seres humanos que, según los informes, genera unos 44.000 millones de dólares al año mundialmente. Es el tercer negocio delictivo de mayores proporciones tras las drogas y la venta de armas.

Los números
  1. Total de personas actualmente en estado de esclavitud: 40.000 en los Estados Unidos; 61.000 en Oriente Medio; 270.000 en la Unión Europea; 300.000 en China; 399.000 en América Latina y el Caribe; 685.000 en África; 4.100.000 en el resto de Asia y 22.000.000 en la India. 
  2. Entre 14.500 y 17.500 esclavos entran en Estados Unidos cada año, la mayoría mujeres, adolescentes y niños.
  3. En América Latina existen 425.000 esclavos domésticos y esta región envía hacia el Norte unos 5.500 esclavos.
  4. En Senegal, 100.000 personas son obligadas a mendigar y 10.000 nigerianas trabajan como esclavas del sexo.
  5. 3 millones de ondonesios han sido víctimas del tráfico humano en el exterior; al igual que 500.000 vietnamitas.
  6. Albania, Bulgaria y Ucrania se cuentan entre los peores países traficantes; 40.000 norcoreanos trabajan como esclavos en Rusia.
Fuentes: Naciones Unidas, Departamento de Estado de los Estados Unidos, Kevin Bales, de Free the Slaves. Todas las cifras son estimaciones.

Revista Selecciones

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Buscando a Marita

Por Daniel Rome Levine---  Foto: Diego Levy

Susana Trimarco se propuso encontrar a su hija desaparecida. Lo que descubrió fue un mundo oscuro de tráfico humano y prostitución forzada.




 

POCO ANTES DE LA MEDIANOCHE DE UN SÁBADO de noviembre de 2002, un amigo dejó a Susana Trimarco cerca de un bar, en uno de los barrios más peligrosos de Tucumán, en la Argentina. “Si no salgo en una hora, pedí ayuda”, le dijo Susana.
La abuela de 48 años, de apariencia juvenil y vestida con una minifalda de cuero, medias negras, botas y una escotada blusa, notó que las ventanas del local tenían rejas de acero. No era un bar común, sino un burdel, donde, según había escuchado, obligaban a chicas secuestradas a trabajar como prostitutas.
“Vengo a ver al dueño”, le dijo Susana al hombre corpulento y de aspecto peligroso que bloqueaba la entrada. “Tenemos una cita”.
Con un gesto, el hombre le indicó que entrara. Cuando sus ojos se habituaron a la débil iluminación, vio que en el cuarto, muy austero, había cuatro chicas con semblante asustado: parecían tener unos 17 o 18 años y estaban vestidas con biquinis y botas de caña alta. Un hombre corpulento las vigilaba con atención. Susana creyó ver el contorno de una pistola bajo su camisa.

Después de charlar un poco con el dueño, le dijo que estaba organizando un burdel propio y que necesitaba chicas. El dueño le dijo que no podía ayudarla, pero le dio los nombres de varios propietarios de “bares” que sí podrían hacerlo; estos se encontraban en La Rioja, una ciudad de 295.000 habitantes, a unos 400 kilómetros de Tucumán.
Poco más tarde, al salir del local, Susana estaba más decidida que nunca. La historia sobre su negocio de prostitución había sido una pantalla: en realidad, estaba buscando a su hija desaparecida de 23 años, María de los Ángeles Verón.



Revista Selecciones 
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